19 noviembre 2016

Aquellas matanzas de antaño

Como ya todos sabréis, el próximo día 4 de diciembre se celebrará en el pueblo, a la manera tradicional, la matanza del cerdo, para recordar viejos tiempos.
Hace años, las vísperas de la matanza,  los niños se afanaban en juntar zarzales secos dispersos por el campo, arrastrándolos hasta el pueblo con el fin de prenderles fuego la noche de la matanza. Era algo así como una competición a ver quién lograba la hoguera (ranchera) más grande y las llamas llegaban más altas; ya que eran varias las que se formaban  una misma noche coincidiendo con la matanza de varias familias, cada una por su lado; familias que se unían para echarse una mano en las tareas propias de la matanza, que duraban dos o tres días. Y qué calorcito más bueno se percibía alrededor de la hoguera, por delante y qué frío por detrás, en aquellas noches gélidas de las matanzas.  También era una costumbre  ir “tirar la teja” a la puerta de la casa donde estaban de matanza. ¿Habrá esa noche zarzales para hacer una gran hoguera?  Y si alguien quiere seguir con aquella tradición de “tirar la teja” ¿En esta ocasión hay que tirársela al ayuntamiento, que es quien organiza el evento, o a cada uno de los voluntarios que colaboran? Mejor que esta última costumbre de “tirar la teja” quede en el olvido.

Se recordarán solo las buenas costumbres acordes con los tiempos actuales y tanto es así que el animal, el cerdo, llegará muerto al pueblo; será sacrificado en la finca momentos antes, según las normas actuales. El chamuscado y el despiece, sí se podrán presenciar en el pueblo y comprobar aquel refrán que cada año repetían nuestros abuelos: “Si quieres ver tu mismo cuerpo, deshaz un puerco”

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