Después de tanta nubosidad y
lluvia, salió el sol y la primavera llega para quedarse.
La carretera, los caminos del
pueblo, jalonados por matas de florecillas, decoran y delimitan caminos y calzadas de nuestros
campos.
Las charcas están llenas, rebosan
y los arroyos y regatos fluyen con normalidad, sin desbordamientos.
Los cielos despejados permiten ver
los pueblos portugueses y las nubes de vapor de agua que emergen de la
hondonada por donde discurre el
Duero-Douro, procedentes de la apertura
de compuertas del Salto de Aldeadávila; vapor de agua que se divisa
perfectamente desde La Zarza. Este sí que es otro Pozo de los Humos, pero XXL