Mi amigo Enrique me pasa estas fotos que tomó hace unos días desde la puerta de su tienda. La escena, cada vez más rara de ver en nuestras ciudades, llamó su atención y corrió a la trastienda en busca de la cámara para dejar constancia del paso del borriquillo con su amo, garrote en mano, por el Paseo de Canalejas – San Antonio, de la capital salmantina. El animalito cruza por el paso de cebra y se aleja, como un peatón más, ante la mirada curiosa y sorprendida de las gentes. Por este Paseo de Canalejas, suelen pasar todos los años, de madrugada, rebaños de ovejas trashumantes hacia tierras del norte en primavera para regresar en el otoño al sur. 


