Un arbolito bonito, curioso y “simpático”. Las fotos (04.11.07) son de un ejemplar que hay en Adeadávila, llegando de la Zarza, calle abajo hacia la plaza, en el jardín de una casa situada a la derecha.
Madroño (Arbustos unedo)
Descripción: El madroño es un arbolito o arbusto de hasta 5 m. De altura. Posee una copa redondeada y estrecha sustentada por un tronco corto y retorcido. Las hojas son perennes, lanceoladas, con el margen aserrado y de color verde oscuro brillante. Las flores tienen forma globosa, son blancas y se agrupan en racimos colgantes. Los frutos son esféricos y presentan una superficie granulosa o de pequeñas púas. Tardan una año en madurar y coinciden entonces con las flores del año siguiente. Al principio, son amarillos y en su madurez de color rojo intenso.
Hábitat: Aunque se puede considerar indiferente en cuanto a las propiedades del suelo, prefiere suelos silíceos, profundos y sueltos. Suele encontrarse en laderas umbrías, en las laderas de los valles de los ríos en el caso de la zona noroeste de Salamanca, acompañando a otros matorrales en bosques de encinas y alcornoques.
Fenología: Florece en otoño o a principios de invierno. Los frutos maduran en el otoño siguiente.
Curiosidades: El madroño es apreciado por su fruto, que se usa para hacer mermeladas o confituras. Los frutos maduros son comestibles y debido a su contenido en alcohol, pueden producir una ligera embriaguez si son consumidos en exceso, por ese motivo los latinos lo denominaron Unedo, avisando para que nadie comiese más de uno. Este fruto es utilizado para producir bebidas alcohólicas, comenzando el proceso de fermentación en el propio fruto. Las hojas y la corteza se utilizan para combatir infecciones urinarias y de la madera se obtenía, antiguamente, un carbón llamado breña, que era muy apreciado en las fraguas por su alto poder calorífico. La dispersión de semillas es zoócora, es decir, realizada por animales; éstos ingieren los frutos y después dispersan las semillas mediante las heces.
Fuente: ADEZOS
2 comentarios:
¡Se me abre el apetito!; tienen muy buena pinta. Ahora, Manolo, con esas imágenes nos dejas con las ganas de comer esos frutos tan gustosos del madroño. Isa
Aquí en la Zarza, al menos hace años había alguno, sólo unos pocos que además sólo se encontraban en sitios de lo más intrincado:colgado entre las grietas de las peñas que cortadas en vertical hacían muy difícil acceder hasta él.
Recuerdo haber visto alguno en el Cimero, no sé si era por Peña Lobera ó quizá más abajo, en el Teso del Corchal ó por "donde murió la muchacha".
En cualquier caso un arbusto escasísimo, muy raro y a la vez muy llamativo.
Agustin.
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