Los niños han acogido con gran ilusión los chorros de la nueva fuente.
Lo pasan fenomenal, se divierten a la vez que mitigan los calores de estos días,
y acaban, como es natural, empapados. Luego, se secan tumbados al sol, guardando
las distancias que aconsejan los expertos sanitarios del Covid.
Seguro que las personas que pasan por la carretera agradecen ver esa vidilla en el pueblo.
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